LA PASTORAL DE LA CAMPANA

Toca la campana. El que quiera, puede acudir a la Iglesia. ¿No sería mucho mejor capacitar a los laicos para atraer la gente a la Iglesia?

Ahí está la Iglesia. Si quieres, si te nace del corazón, el tiempo que te quede libre... puedes ir. La campana avisa. La tercera es la vencida. "Yo toqué la campana; si la gente no acudió, fue porque no quiso o no pudo. Yo no tengo la culpa".

Esta es la pastoral de la campana. Que ya no sirve. Dice Je­sús: "Yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí” (Jn 10,14). Nada de campana de por medio.¿Y si no puedo atender a todas las ovejas personalmente?Tengo que capacitar a los laicos más comprometidos para quecolaboren conmigo en las tareas pastorales. Seguramente lo ha­rán mejor que la campana.

P. Flaviano Amatulli V.

Año I No. 1 *Director General: P. Flaviano Amatulli Valente, fmap *Director: P. Octavio Díaz Villagrana, fmap * Agosto 2006.

entrevista padre amatulli

La doctrina es perfecta; el problema está en la práctica.

¿LA IDOLATRIA EN LA IGLESIA?

¿Qué estamos esperando para aclarar a nuestros feligreses la doctrina de la Iglesia acerca de las imágenes?

Lenguaje confuso
Se confunden la persona con la imagen. Dice la gente: “Mañana vendrá a mi casa la Virgen de Guadalupe. Todos están invitados”; “Soy muy católico: en mi casa tengo muchos santitos”; “Niños, fórmense: ahora van a dar un beso al Niño Dios”. ¿Y de qué se trata? De puras imágenes o estatuas.

El día de la fiesta de la Virgen de Guadalupe, durante la solemne celebración, habla el catequista (o el señor cura): “Hermanos, hoy nos hemos reunido para celebrar la fiesta de nuestra madre santísima, la Virgen de Guadalupe (y señala la estatua o la imagen de la Virgen. Después de haber narrado cómo sucedieron las apariciones, concluye, mirando hacia la imagen de la Virgen:) Oh madre santísima, mira a este pueblo tuyo, que postrado antes tus pies invoca tu bendición…”,

¿Y que pasa? Que la gente se emociona, hasta se estremece, al sentirse ante la presencia de tan ilustre y poderosa soberana y madre. Y fluyen las lágrimas y, con las lágrimas, los billetes. Por eso, en lugar de aclarar las cosas, se prefiere reforzar ciertas creencias populares.

Miedo a la gente
Otra razón: el medio a las reacciones de la gente. “Es que la gente de aquí es muy violenta – opinan algunos--. ¡Ay de aquel que les quiera quitar sus creencias! Hasta le pueden dar chicaharrón. Y se cuentan

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Referencias:El P. Flaviano A. V.,fmap, entrevista en Los monchis, Sinaloa. Iglesia y Sectas, Jul-Agost-Sept 2009. Mexico. No.68. tomado de la pag. 1.